domingo, 27 de octubre de 2013

Terrarios de plantas

¿Por qué tener un terrario en casa?


¿Y por qué no? Para quienes somos aficionados a las plantas cualquier excusa es buena con tal de tenerlas cerca y dedicarles el tiempo que podamos. El problema es que no todo el mundo tiene tiempo para ello y hay quienes teniendo tiempo no tienen "mano" para estos fascinantes seres vivos.
En los terrarios todo son ventajas:

1. Son de fácil mantenimiento incluso para novatos.

2. Requieren de cuidados mínimos (poco riego), lo cual es una bendición para los despistados que olvidan regar sus plantas a diario en la estación del año que lo amerite, y para quienes disponen de poco tiempo.

3. No necesitan grandes espacios, caben en cualquier rincón, a no ser que te regalen o hagas uno de dimensiones descomunales.

4. Puedes hacerlos tú mismo y pasar un rato entretenido, relajante y sin gastar mucho dinero.


Hagamos un terrario


Lo primero que vamos a necesitar es un recipiente de vidrio tipo pecera o jarrón. Para que un terrario sea considerado como tal, por lo menos una de las caras del envase debe ser transparente para que se vea el contenido. Si no tenéis en casa algún envase de este tipo (y preferiblemente de boca ancha para facilitar el manejo de las plantas) que podáis reciclar para vuestro experimento, hay recipientes de vidrio en las tiendas que tienen las dimensiones adecuadas y que no pasan de los 10 euros.
En mi caso, ya tenía un florero en casa que no utilizaba y un cuenco pequeño que se iba a ir a la basura por una pequeña grieta. A este último lo rescaté premeditadamente ya sabiendo lo que iba a hacer con él.

También necesitaremos unas cuantas piedras de tamaño entre pequeño y mediano, depende del recipiente que hayamos escogido y de nuestro gusto particular. Para el cuenco pequeño elegí piedras pequeñas y para el florero utilicé unos cantos rodados blancos de los que se usan en jardinería para adornar.

Estas piedras las colocaremos en el fondo del envase y servirán para drenar el agua, ya que los terrarios no tienen ningún tipo de abertura en la base. Al tiempo que drenan el agua del riego, impiden que las raíces y el resto de los componentes del terrario estén en contacto permanente con la humedad, evitando que se pudra el contenido. Recordad que el agua que pongáis al regar no tiene salida por ningún sitio.

Carbón activado
A continuación pondremos una capa de carbón activado que podréis conseguir en cualquier tienda de mascotas donde vendan artículos para acuarios.
También se puede adquirir en tiendas online, pero la mayoría de las que investigué no proporcionan una información adecuada acerca de la cantidad del envase y te puedes llevar una mala sorpresa: ponen la cantidad de carbón para un litro de agua (o medio litro, da igual) en vez de poner el peso de la caja. De esta forma puedes terminar pagando más dinero del necesario. El de la foto lo compré en una tienda de mascotas offline, se entiende claramente que pesa 500 gr y me costó menos de 4 euros (todavía queda carbón para hacer más terrarios).
La función del carbón activado es absorber malos olores y evitar que el agua que se quede en el fondo del terrario se corrompa y nos cause problemas en un sistema medio cerrado.


Terrario con piedras y carbón activado
Este es el orden que vamos a seguir, tal como está explicado más arriba: primero las piedras y luego el carbón.
Por cierto, es conveniente que lavéis concienzudamente el terrario antes de comenzar a rellenarlo. No queremos que nuestras plantas se encuentren con malas sorpresas, restos de algún producto químico, larvas de insectos, esporas de mohos...
Y aunque parezca muy obvio, no está de más decir que el recipiente debe ser de un material resistente, ya que aunque no es probable que lo cambiéis de sitio con frecuencia, un vidrio o cristal endeble os puede hacer pasar un mal rato.


Piedras, carbón y sustrato
La tercera capa que pondremos será el sustrato donde se asienten las plantas. Como en este caso elegí plantas crasas y cactáceas, hice una mezcla de tierra de jardín (la que venden en sacos y que tampoco cuestan mucho dinero) y arena. Este tipo de especies prefieren suelos menos compactos y con buen drenaje, ya que sus necesidades de agua son bastante menos exigentes que otro tipo de plantas.


Creo que lo mejor es comenzar con plantas que requieran cuidados mínimos, y según vayamos adquiriendo experiencia y si le cogemos el gusto a esto de los terrarios, ya nos lanzamos con especies más difíciles. Se pueden conseguir verdaderas joyas para la vista combinando diferentes tipos de plantas, pero siempre hay que tener en cuenta que debemos plantar especies con necesidades similares de luz, temperatura, humedad ambiental y riego.



Con la ayuda de un plantador y de alguna tenaza o guantes de jardinería (especialmente por los cactus), vamos colocando las plantas en su sitio y añadiendo más sustrato para que queden bien sujetas. 
También se pueden añadir piedras pequeñas o más grandes, o cualquier tipo de adorno que nos guste. 
Las piedras más grandes, además de la función estética, ayudan a sujetar las plantas. Aquí he metido un Sedum, una Mammillaria, un Aloe y otra que no sé el nombre.




Terrario terminado

Y este es el resultado final, un poco de riego, sin excedernos, y ya está. Yo elegí piedras de varios tamaños que tenía por casa y una bolsita de cantos pulidos (también de los chinos) para que no se quedara tan vacío el espacio entre planta y planta. 


El cuenco rescatado
Aunque son de crecimiento lento y no suelen alcanzar grandes dimensiones, preferí no colapsar el ambiente por si acaso. El cuenco de la derecha solo tiene una especie, un Sempervivum acompañado de una minibotella de champán. Lleva unos pocos años paseándose por casa de maceta en maceta...

¿Os animáis a hacer vuestros propios terrarios?

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